Os doy la bienvenida a mi nueva aventura titulada https://lamujerdelnavegante.wordpress.com/ un título sugerente para mi blog profesional. En él no voy a hablar del mar o embarcaciones desafortunadamente, al menos, de momento. Mis deseos van con la intención de abordar algunas de mis pasiones, el trabajo social, las intervenciones sistémicas familiares o la adopción. Aspectos que voy poco a poco conociendo y descubriendo.
¿Por qué la mujer del navegante? No soy mujer, ni marinero, ni estoy casado; me gusta el mar, vivo junto a él y mi tierra la llaman “el mar de olivos”, pero no son estas mis razones. Las personas y las relaciones que establecemos con éstas nos influyen del mismo modo que nosotros lo hacemos recíprocamente, de esa forma, por medio de una relación profesional me di cuenta de la importancia de implementar nuevos espacios en mi carrera profesional. Ella creó el suyo propio (su blog) como complemento de un curso que estaba realizando poniendo en práctica las cuestiones de su formación. La mujer estaba casada con un navegante y, como dice el dicho popular, el hambre se juntó con las ganas de comer; la metáfora marinera me parec
e inspiradora y me recuerda las numerosas las menciones que en la terapia familiar sistémica (de la que bebo) hablan de barco, del mar, del timonel o el viento.
A este respecto, el uso de metáforas es una técnica ampliamente utilizada en la terapia familiar y en el trabajo habitual con familias, una imagen dice más que cualquier análisis milimétrico. Así mismo, el maestro Minuchin es el que hace virtud de sus limitaciones con el inglés utilizando esta técnica. Emmanuel Garibay nos deja un sencillo video sobre el maestro de marras donde él mismo se expresa en estos términos con relación a las metáforas y sus limitaciones con su segundo idioma, el inglés.
Sin ánimo de ser exhaustivo, me detengo en varias metáforas que me parecen interesantes. La primera de Minuchin explica en Técnicas en terapia familiar (2004) lo siguiente:
“El terapeuta está en el mismo barco que la familia, pero él debe ser el timonel… ¿Qué cualidades tiene que poseer? ¿Qué puede emplear para guiar la habilidad?… [Él] aporta un estilo idiosincrásico para comunicarse y un bagaje teórico. La familia necesitará adaptarse a este bagaje de un modo u otro y el terapeuta necesitará acomodarse a ellos” (Minuchin & Fishman, 2004)
Detenerse en las cualidades del terapeuta da para mucho más que un post, detenerse en lo que se entiende por el barco es hablar de proceso, a mi modo de ver, pero me gusta recordar lo que decía uno de mis maestros (de la Escuela Vasco – Navarra de Terapia Familiar) el terapeuta es la herramienta. Sus características se hacen primordiales, quién eres, cómo eres, de dónde partes, cuál es tu historia, qué puedes construir se hace esencial. Después vendrá la acomodación, como decía, otro tema largo y tendido. Y aunque carezco de experiencia en terapia, de mis años trabajando con familias reconozco que es importante situarse en una posición de no saber, de descubrir, es la familia la que sabe. Aspectos para más adelante.
En esta entrada que habla de analogías no puedo pasar por alto un concepto epistemológico fundamental, Cibernética, al margen de su definición académica, me detengo en la entrada de Wikipedia, en su etimología,
“del griego Κυβερνήτης (kubernites, que se refiere al timonel, el cual gobierna la embarcación”
Pero si continuáis aún más revelador lo que comenta Wiener, un precursor de la cibernética de primer orden y de la teoría de sistemas.
“Wiener encontró justo la palabra que quería en la operación de los grandes barcos de la antigua Grecia. En el mar, los grandes barcos batallaban contra la lluvia, el viento y las mareas– cuestiones de ninguna forma predecibles. Sin embargo, si el hombre, operando sobre el timón, podía mantener su mirada sobre un lejano faro, podría manipular la caña del timón, ajustándola constantemente en tiempo real, hasta alcanzar la luz. Esta es la función del timonel. En los tiempos rudos de Homero la palabra griega para designar al timonel era kybernetes, que Wiener tradujo al inglés como cybernetics, en español cibernética.
En una reflexión muy poética dada por Gordon Pask la cibernética es ‘la ciencia de las metáforas a ser defendidas’.
Así pues, partiendo de la metáfora del timonel, no es nada desdeñable llamar a este blog la mujer del navegante, introduciéndonos (quizás forzadamente y/o simbólicamente) en elementos de la cibernética de segundo orden, a modo de sistema observante en una realidad por ir escribiendo, compartiendo y “co – creando”. Para un desarrollo amplio y profundo sobre cibernética el artículo de Gino Cavani que podéis encontrar en la red es bastante interesante y asequible.
También podría traer metáforas que hablaran de barcos encallados o a la deriva, de tripulaciones seducidas por cantos de sirenas. No obstante, si hay una metáfora marinera que me gusta sobre otras y en la que me gustaría detenerme, es la planteada por Anderson y Stewart (1983), Para dominar la resistencia.
“no hay que navegar contra corriente; es más fácil guiar un barco buscando ángulos con el viento»
La mujer del navegante espera, continuamente otea el mar ante la inminente llegada de alguna señal que le indique que el barco se acerca o está próximo a puerto, navega junto al capitán del navío… Comienzo este viaje, estoy surcando el mar deseoso de lo que me traerá la marea, como muchos viajes, uno de ida y de vuelta. Una excusa para empezar mi blog.
Bibliografía:
Anderson, C. M., & Stewart, S. (1983). Para dominar la resistencia. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Minuchin, S., & Fishman, C. (2004). Técnicas de la Terapia Familiar. Barcelona: Ediciones Paidos Ibérica S.A,.
Nota: Fuente de la imagen nuevo puente sobre la bahía de Cádiz
lamujerdelnavegante 
Siempre con mucho Cariño